¿Sientes que no mereces tu éxito o que no es para tanto y que hay otros mejores que tú? Cuidado, porque puedes estar envuelto en el Síndrome del Impostor.
Muchas personas, incluso algunos famosos, padecen este síndrome o lo han padecido en mayor o menor medida en algún momento de su vida, como Michelle Obama, Neil Amstrong o Jennifer López. Pero también tú estás en riesgo o yo misma, que poco a poco he podido con él.
No es un tema banal porque puede afectar a tu desarrollo profesional e impedir tu crecimiento por miedo a que los demás perciban que no eres lo que ellos creen, aunque esto es sólo tu percepción subjetiva.
Es posible que te sientas identificado con este post, incluso que ya conozcas este término. Por eso quiero profundizar en él y que lo entiendas mejor, ya que este es el primer paso para superarlo. Recuerda que puedes ser tu peor enemigo para el éxito.
Vamos a ello, pero antes, quizá te interesa leer este post relacionado:
“12 hábitos de vida saludable para reforzar tu emprendimiento”.
¿Qué es el Síndrome del Impostor?
El síndrome del impostor es el miedo que una persona siente por ser descubierta como un fraude (aunque su historia profesional diga lo contrario) y que viene causado por el sentimiento de incompetencia de esa persona hacia sí misma.
El pensamiento que hay detrás es que los demás son mejores que uno mismo.
No estamos hablando de una patología recogida como trastorno psicológico, aunque algo de ello tiene, pero sí que está relacionado con el hecho de salir de la zona de confort, llegando a inmovilizarte para conseguir tus ilusiones, tus objetivos.
Algunos datos estadísticos sobre el Síndrome del Impostor
Las primeras en hablar del síndrome del impostor fueron las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978 al referirse a las personas que, a pesar de las pruebas externas de su valía, se sentían un fraude y no reconocían su valía. Actualmente, la doctora Valerie Youg afirma que 7 de cada 10 personas lo padecemos en algún momento de nuestra vida. No está mal la cifra.
Hay bastantes estudios que recoge la UOC y que nos arrojan otros datos interesantes a tener en cuenta:
- Aparece, fundamentalmente, en personas de alto rendimiento.
- Los hombres son un 18% menos propensos a pasar por el síndrome del impostor (es más habitual en mujeres).
- El 86% de los jóvenes entre 18-34 años reconocen no merecer su puesto de trabajo.
- En el sector tecnológico, más de la mitad de sus profesionales reconocen haber pasado por este síndrome.
- La mayoría de las personas que lo sufren ven afectada su carrera profesional de alguna manera: sueldo bajo, menos promociones en la empresa, más dificultad al buscar empleo o no pasar del anonimato (esto último ocurre especialmente entre los emprendedores).
¿Te sientes identificado? Yo pasé por ello, de hecho, creo que siempre me quedará un reducto, pero al menos ahora no siento la inmovilización en mí y soy capaz de reconocer las cosas que sé hacer muy bien y las que no.
En este podcast de Planeta M te hablo de ello, junto a otros compañeros de tertulia.
Causas que provocan el Síndrome del Impostor
>> ¿Por qué llegas a este punto de bloqueo profesional?
>> ¿Por qué siempre piensas que los demás son mejores que tú, aunque es obvio que tienes éxito?
Se han estudiado las causas probables que pueden provocarte un síntoma del impostor. Las vemos:
*1. Malas comparaciones
Seguramente te estás comparando con esas figuras de tu sector a las que admiras. No lo hagas porque no son como tú. Estáis en momentos diferentes de vuestra carrera. Ellos llevan años y tú tienes poca experiencia y formación.
Antes de llegar a especialistas de algo todos hemos sido novatos y todos hemos tenido un proceso de aprendizaje, como por el que tú estás pasando ahora. Así que, frena eso ya.
Si tienes que compararte con alguien, hazlo contigo mismo, mira tu evolución y ya verás como sí que hay razones para que empieces a creer en ti.
*2. Alta exposición social
Una de las desventajas que, para mí, tienen las redes sociales (y mira que me encantan) es que nos hacen estar demasiado expuestos a los demás y eso facilita la aparición del miedo al rechazo, a no ser suficientemente buenos y nos den de lado por ello.
Esta exigencia social te hace estar continuamente con la obligación de mostrar una imagen excelente de ti mismo y, si te pilla desprevenido, quizá no estés preparado para asumir esa responsabilidad. Y esto me lleva a mostrarte otra posible causa de la aparición en ti del síndrome del impostor.
*3. Miedo al fracaso
Vivimos en una sociedad de éxitos, en la que el fracaso está mal visto. No se tiene en cuenta que los malos resultados nos ayudan a crecer y a llegar a ese éxito que buscamos.
Yo siempre explico que cuando empecé en marketing digital lo hice con un fracaso: abrí un eCommerce de alimentación gourmet y lo cerré al mes (eso que ya tenía pedidos) por miedo a fracasar. Recuerdo que me pasé toda una tarde de domingo llorando sin parar y tardé toda una semana en volver a sonreír. Mi sentimiento fue de fracaso total.
Sin embargo, gracias a ese emprendimiento pude empezar mi formación en este sector y ahora estoy encantada de seguir aquí (¡y lo que me queda!).
Te cuento esto para hacerte ver que los fracasos nos ayudan a caminar hacia el éxito. Por tanto, si los demás no lo ven así, no los escuches y crece cada vez que te tropieces. Como dice mi buen amigo José Facchin, esto es una maratón, no un sprint.
*4. Baja autoestima
Algunas personalidades son más propensas que otras a sufrir el síndrome del impostor. Educaciones muy rígidas, por ejemplo, tienden a alimentar los miedos personales, ya que el nivel de exigencia es muy alto. La inseguridad y la falta de confianza en uno mismo aparecen, dando paso a esa sensación de fracaso.
Con los sueldos bajos suele ocurrir lo mismo. En ocasiones, las personas con baja remuneración acaban autoconvenciéndose de que no merecen más, por la razón que sea: falta de estudios, de experiencia…
Tipos de personalidades en el Síndrome del Impostor
Te decía en el apartado anterior que hay personas más propensas a caer en la paralización que supone el síndrome del impostor. Después de consultar la bibliografía existente, analizar los perfiles de los que muchos autores hablan y repasar mi experiencia como mentora, he decidido clasificarlos en 5:
Personalidad del Perfeccionista
Ser perfeccionista va ligado a miedo por no dar la talla que se espera y eso genera ceguera. Ceguera por no ser capaz de ver que lo que has hecho está bien, incluso muy bien.
Olvídate, la perfección no existe porque entonces nada sería mejorable.
Si eres emprendedor sabes que empezar es complicado. Pero cada día que pasa aprendes algo nuevo y avanzas para ser mejor. Si te paras a perfeccionar lo que estás haciendo, sólo consigues frenarte a ti mismo. Así que arranca y da un paso.
No digo que lo hagas mal con tal de no pararte, pero a veces es mejor hacer las cosas bien y seguir antes que pararte por querer hacerlas perfectas.
Personalidad del experto
Cuando llevas ya parte de tu camino recorrido y te das cuenta de que empiezan a llamarte “experto”, empiezan a temblarte las piernas. Tu miedo a no ser lo que los demás creen que eres hace que el síndrome del impostor se pasee por tu vida.
Personalmente, no me gusta la palabra “experto”, prefiero “especialista”, que me lleva a pensar que hay margen de mejora. O quizá pienso esto por ese residual de “impostor” que creo que siempre me va a acompañar.
De cualquier modo, a medida que te mueves en tu sector profesional y conoces a otras personas, te vas dando cuenta de que quizá no eres tan malo. Si miras bien, verás que muchas de esas personas que admiras son muy buenas en algo, pero no en todo. Y quizá en una parte de ese todo tú eres mejor que ellos.
Recuerda lo que sabías cuando empezaste, o fíjate en la gente que empieza y verás que sus dudas hace tiempo que tú las dejaste atrás.
Personalidad del Autoexigente
¿Eres de esas personas que se presionan y quieren ser las mejores? Siento decirte que no tienes súper poderes y que eres como el resto de los mortales. Para de añadir tareas a tu calendario y empieza a dedicar tiempo a descansar.
No sirve de nada estar constantemente leyendo e intentando digerir conceptos para demostrarte que eres capaz de hacerlo todo. Eso sólo te puede traer infoxicación, la enfermedad del siglo XXI.
¡No te agobies!
Si te reflejas en este apartado, te sugiero que busques un mentor que haya pasado ya por ello.
Personalidad del Orgulloso
Ya sé que estás pensando que tú solo puedes con ello y que no necesitas a nadie, que no vas a pedir ayuda porque si lo haces, piensas que creerán que eres un inepto. ¿Te vas a leer todos los libros del mundo para encontrar la respuesta que buscas?
Está bien ser autodidacta, pero no exceso. Hay temas que es mejor que preguntes porque, sé práctico, te va a hacer ganar tiempo, te lo van a explicar adaptado a ti y quizá hasta te añadan una reflexión en la que tú no habías caído.
Personalidad del Controlador
El razonamiento de estas personas es muy parecido al del perfeccionista. Te voy a contar un secreto: es imposible tenerlo todo controlado porque la realidad te lo cambia de un plumazo.
Por eso te recomiendo que no quieras abarcarlo todo, que confíes y que aprendas a delegar. El mundo no se acaba si una cosa sale regular, o si alguien de tu equipo ha tenido un pequeño error. Este carácter te agobia y te frena la progresión hacia tus objetivos, por eso es mejor que sigas adelante en cuanto tengas el material mínimo que necesitas.
Además, piensa que, si todo lo haces tú, vas a invertir más tiempo en realizarlo y quizá cuando lo termines el principio ya está desfasado.
Test del Síndrome del Impostor
Hay tests que tienen desarrolladas algunas preguntas que te ayudan a conocer tu nivel de “impostor”. Son de este estilo y tú mismo las puedes responder aquí y ahora.
- ¿Crees que tu éxito se debe a cuestiones de éxito?
- ¿Te da miedo fracasar en tu proyecto?
- ¿Temes que los demás piensen de ti que no eres suficientemente bueno?
- ¿Crees que estás dando una imagen mejor de lo que eres en realidad?
- ¿Te comparas con otros y crees que tú eres peor que ellos?
- ¿Piensas que los éxitos están reservados sólo para los demás?
- ¿Te identificas con alguna de las personalidades definidas en el capítulo anterior?
- ¿Te cuesta delegar y cuando te entregan las tareas nunca son tan buenas como si las hubieras hecho tú?
- ¿Necesitas que todo tu trabajo publicado o visible sea perfecto?
- ¿Eres el estudiante eterno que nunca se decide a dar el paso?
- ¿Sientes ansiedad o estrés por la excesiva carga de trabajo que te autoimpones?
- ¿Crees que los logros tienes que conseguirlos por ti mismo y sin ayuda?
- ¿No sabes qué responder cuando te elogian profesionalmente?
- ¿Crees que tus éxitos se deben a la suerte o coincidencias externas?
- ¿Te parece que tus éxitos no son tan excepcionales como otros creen?
Si respondes a la mayoría de forma afirmativa, es posible que tengas el síndrome del impostor, pero, por favor, esto sólo es un test. No lo consideres un diagnóstico porque no es la idea, en todo caso, háblalo con tu mentor.
Pauline Clance creó un pequeño test a través del cuál te indica tu nivel de impostor. Si quieres acceder al original, este es el enlace: http://impostortest.nickol.as/
¿Cómo superar el Síndrome del Impostor?
¿Qué tal va tu autoanálisis? ¿Te sientes muy impostor?
Bueno, no te preocupes porque, como te contaba en el podcast del principio, se puede superar (de hecho, la imagen anterior es mi resultado al test de Clance ????). Vamos a ver qué puede hacer para que este desagradable y poco útil sentimiento salga de tu vida.
✴️ Busca a un psicólogo-a
¿Verdad que cuando estás con fiebre vas al médico? Entonces, cuando no estés anímicamente bien, ve a un psicólogo.
También puedes leer mi post “Psicología Positiva en el trabajo: qué es y cómo aplicarla”.
Una terapia psicológica te ayuda a detectar tus puntos débiles, a conocerlos, a analizarlos y a transformarlos en fuertes porque, a veces, ni siquiera son reales, si no que los has construido tú por alguna razón.
Para mí ha sido fundamental este proceso.
✴️ Haz un mentoring
Si bien tu psicólogo se enfoca en todos los aspectos de tu vida, tu mentor se centra más en los profesionales. Con un mentoring te centras en potenciar todas tus aptitudes y habilidades laborales para que consigas tus metas.
Son conversaciones muy personales y centradas en un área concreto. En mis sesiones me gusta ponerle una pizca de coaching.
Te invito a conocer más en: “Mentoring: ¿qué es y cómo te ayuda en tu carrera profesional?”
Yo estuve durante 1 año con un mentor, José Facchin, y me enseñó a analizar, de forma objetiva, las pruebas de mi trabajo bien hecho, además de ayudarme a tener un mejor enfoque y un rendimiento más óptimo.
✴️ Sé consciente de cuándo piensas como “impostor”
Para superar algo primero tienes que ser consciente de ello. Por ello, cada vez que tengas un pensamiento negativo sobre tu capacidad profesional, párate un momento y analiza quién es el que habla.
Identificar una apreciación de tu yo-impostor es sencillo, pero no lo es tanto moderarlo. Sin embargo, cada vez que valides que ese pensamiento no es cierto y te lo demuestres con hechos objetivos, verás que aprendes a echarlo fuera de ti.
Hacer un DAFO de ti puede ser una buena idea.
✴️ Analiza las buenas consecuencias de tus fracasos
Como hablábamos antes, estamos malacostumbrados a esconder los errores y ellos son solo una parte más de nuestro aprendizaje.
Si repasas los tuyos y analizas las consecuencias positivas que has obtenido de ellos, estoy segura de que verás rayos de luz entre toda la oscuridad de ese recuerdo. Ponlo en práctica, ya verás.
✴️ Responde dudas a quienes saben menos que tú
¡Claro que hay personas que saben menos que tú!
Si miras en foros o en los grupos de Facebook o LinkedIn verás que muchos compañeros comparten sus dudas y otros muchos las responden. A veces, somos los mismos unos y otros porque recuerda que no puedes ser un súper héroe que todo lo sabe y no necesita ayuda.
Te animo a participar en ellos y a contestar esas cuestiones. Te vas a dar cuenta de que sí que tienes conocimientos y poco a poco tu síndrome del impostor se irá apaciguando.
✴️ Lleva un control de las pruebas de tus logros
La analítica es muy útil para paliar el síndrome del impostor porque no hay nada más objetivo que los números.
Define tus KPI’s y analízalos regularmente. Si tu progreso es el normal, esos datos van a crecer y, amiga-o, eso significa que creces profesionalmente. Ve diciendo adiós a tu yo-impostor.
✴️ Realza tus logros
De esa analítica han salido logros y objetivos cumplidos y eso es para estar muy orgulloso de ti mismo. Subráyalo en tu memoria y recuérdalo de vez en cuando. ¡Tú vales para eso que te has propuesto!
✴️ Compárate contigo mismo
Esos ídolos a los que admiras llevan muchos más años que tú en el sector y por eso no te debes comparar con ellos. Está bien que te sirvan de inspiración, pero no de obligación.
Cuando te tiente esta idea, mira tus analíticas y tu progreso porque con el único con quien te tienes que comparar es contigo mismo.
¿Cómo afecta el Síndrome del Impostor a tu vida laboral?
Ya sabes que el síndrome del impostor actúa en ti con una creencia de inferioridad y eso te puede afectar profesional y laboralmente de las siguientes formas:
- No pides un aumento de sueldo porque no te lo mereces.
- Trabajas demasiado porque crees que tu trabajo bien hecho se debe a la “cantidad” no a tu valía (“calidad”).
- No confiar en ti baja tu productividad y, con ello, aumenta tu estrés.
- Es posible que te aísles de otros colegas o compañeros por miedo a no estar a su nivel.
- No sacas a la luz todo tu potencial.
No sé a ti, pero a mí esto me parece un precio demasiado alto para una vida. Sólo tienes esta y hay remedio para que brilles. Los hombres grises, déjalos en “Momo”.
Conclusión
Así que no, tu éxito no se debe a la suerte ni a la alineación de los planetas en tu favor. Y el resto de personas, unas serán más válidas que tú en algunos aspectos, pero no en otros. Piensa que el postureo y saber venderse hacen que brillen, pero con poca batería y, en cuanto rascas, en ocasiones no hay tanto como parecía.
Tú eres como eres y te aseguro que eres mejor que yo en algo, igual que yo contigo. Deja de sabotearte a ti mismo y empieza a quererte más. Valora tus logros y mira hacia atrás para recordarte de dónde vienes, el esfuerzo que te ha costado llegar hasta aquí y el camino que todavía te queda por recorrer y mejorar.
Excluye de tu vida a tu yo-impostor y sal a la luz.
¡Conócete y empieza desde ya a aplicar las formas de superar tu Síndrome del Impostor!
¿Te animas a ello? ????
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Inversor de Bolsillo
Posted at 19:54h, 01 noviembreHola Sonia!
Gracias por tan buen artículo. Me he sentido totalmente identificado.
Lo cierto es que hace relativamente poco que me di cuenta que sufro el Síndrome del impostor.
Me di cuenta cuando quise cambiar de trabajo pero quedaba paralizado al pensar que no sería capaz porque no sabría realizar otras tareas. Como si mis logros se debieran a la suerte.
Hace poco escribí en mi blog sobre mi experiencia.
Sonia Duro Limia
Posted at 19:21h, 02 noviembreHola compañero.
Yo también he escrito este post desde mi experiencia personal, por eso te animo a que sigas creyendo en ti. Poco a poco, nos damos cuenta de que los logros son reales.
A mí me ayudó mucho mi psicóloga y mi círculo familiar cercano. Me hicieron razonarlo. Y, bueno, cuando miras a tu alrededor también ves que no todos llegan donde tú.
Quizá escribir tus objetivos concretos (SMART) también te ayuda, porque ves que los consigues.
Miedo? Vale, pero que no sea paralizante.
Te deseo muchos éxitos y te agradezco mucho que hayas compartido tu experiencia. 🙂
Noretsy
Posted at 18:53h, 19 abrilExcelente artículo
Sonia Duro Limia
Posted at 11:13h, 21 abrilGracias por tu comentario.
Tenemos que aprender a querernos más 🙂